Seamos árboles, tú el tronco del árbol de la vida
Yo fina arena
Clavada en el costal, clavada.
Seamos árboles
Yo la voz del río
Clavado en el costal, clavado.
Seamos árboles de hojas, de historias
siempre marchitándose.
Mujer, hombre, mujer,
¿Cuántos frutos daríamos?
Hombre, mujer, hombre.
¿De qué color sería la salvia de los hijos?
¿Correrá siempre el río por nuestras raíces?
¿Abundará la tierra que sostiene nuestras raíces?
Hombre, calla, deja que el viento...
Mujer, calla, deja que el viento...
Y en el silencio del bosque, escucha...
Callen hombre y mujer,
Que las hojas crezcan
y los frutos de las flores hablen después
de sus historias...
En ellas encontrarás la paz,
La armonía y el amor...