Así los días, envueltos en la amarilla funda como enfermos de hígado, abandonados como intentos de homicidio y una vez separados de nerviosas amarguras se nos presentan a veces con la blanca dulzura de untosa carne y la fragancia de sus curvas horas.
¡Muerde entonces el blando cuerno! Devora este toro a diario aunque no te queden dientes, mientras te quede apetito por la vida y ganas de sentarte a su mesa.
Un plátano al día
ResponderEliminarAsí los días,
envueltos en la amarilla funda
como enfermos de hígado,
abandonados como intentos de homicidio
y una vez separados de nerviosas amarguras
se nos presentan a veces
con la blanca dulzura de untosa carne
y la fragancia de sus curvas horas.
¡Muerde entonces el blando cuerno!
Devora este toro a diario
aunque no te queden dientes,
mientras te quede apetito por la vida
y ganas de sentarte a su mesa.